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jueves, 23 de febrero de 2017

¿Mars One? ¡¿En serio?!




¡Hola a todos!

Hoy os traigo un relato-opinión, sobre algo en lo que profundicé hace tiempo y que siempre ha llamado poderosamente mi atención, la astronomía.

Hace unos años, la empresa sin ánimo de lucro Mars One, mostraba al mundo el gran proyecto titánico que estaban preparando, comenzar a colonizar el planeta rojo enviando colonos de cuatro en cuatro cada dos años, de los cuales ninguno volvería ya nunca más a la Tierra. También anunció que el casting para seleccionar a estos astronautas quedaba abierto para todos los habitantes del planeta. Según ellos, recibieron más de discientas mil solicitudes de gente interesada en el proyecto y dispuesta a viajar a Marte para no volver. Yo, personalmente, no me lo creo.  

Ellos pretenden formar una pequeña colonía en Marte enviando cada dos años a cuatro de los"afortunados" elegidos, (gente totalmente normal, como tu y como yo), estando el primer viaje programado para el 2023.
Yo me pregunto, ¿cómo es que una organización sin animo de lucro, que ni siquiera esta respaldada por la NASA se atreve a hacer tal promesa cuando ni siquiera tenemos disponible la tecnología necesaria como para que una persona sobrevivia en Marte diez días? ¡Imagináos toda una vida!
A parte de todas las pruebas que previamente les harán a los elegidos, estos tendrán que pasar un periodo de preparación de siete años antes de hacer el viaje, en el cual seran preparados tanto física como mentalemtne para soportar todo el proceso, sobre todo el viaje, que suponen el trago más duro. Además les inculcaran varios conocimientos de medicina, física e ingeniería que podrán necesitar una vez ya estén en su futuro hogar. Hay viene la segunda incongruencia, ¿Varios conocimientos necesarios? ¿Es que acaso no va a viajar un verdadero médico o ingeniero con ellos para ayudarlos con los problemas que surjan y ayudarlos para una misión pensada para auténticos científicos? No sé a vosotros, pero a mi me parece una locura.
Entre la poca información que la organización ha dado incluso a sus ya 100 seleccionados candidatos (de los cuales serán elegidos 24 para viajar finalmente al planeta rojo) esta la de la salud. Científicos aseguran que, por ejemplo, el cristalino del ojo humano (especialmente diseñado para sobrevivir en las condiciones atmosféricas y de presión de la Tierra, entre otras...) no está preparado para soportar la radiación interplanetaria a la que estarían expuestos estos embajadores en el viaje de ida, (con duración de entre seis y ocho meses), por lo que, antes de partir seran sustituídos por unos artificiales, al igual que otros órganos vitales sanos que tendran que seres extirpados y sustituidos por robóticos. Los convertirían así en una especie de cibor cuya naturaleza biológica ha sido diseñada y mejorada para sobrevivir a condiciones diferentes, aunque similares, a las de la Tierra. Pero ahora yo me pregunto... Aunque todo eso sea un éxito (ya que parece que lo tienen todo pensado) ¿qué haran para evitar que las temperaturas tan extremas de Marte (obscilante entre los -146 y 0 grados de temperatura) no afecte a la circulación sanguinea de los humanos? ¿Cómo protegeran sus órganos para una permanente exposición a conciones de tan baja gravedad (solamente 1/3 de la de la Tierra)? ¿Qué piensan, mandar a cuatro personas sin ninguna clase de ayuda a un planeta en el que realmente no saben que es lo que se van a encontrar hasta que no lleguen? ¿Los van a enviar a morir?.. Sinceramente, creo que es una misión suicuda, y no por estas dudas que seguramente ya se les hayan ocurrido a esta gente, sino no por considerar la autentica naturaleza humana, la psicológica, realmente la más importante de todas. En una de mis inmersiones por internet, pude dar con una entrevista realizada a un astronauta que tubo que permanecer, por diferentes motivos, más de cien días enclaustrado en la Estación Espacial Internacional (MIR). Una vez de nuevo en la Tierra, una de las frases que más dió que hablar fué la de: "Echaba de menos sentir el aire en la cara, y la imposibilidad de poder interactuar con alguien en aquel minusculo espacio me llevaron casi a la locura". El se refería a algo más de cien días, no a toda una vida...

El caso es que todo este tema de auténtica ciencia-ficción ha logrado inspirarme estos días, surgiendo así un relato que me ha gustado mucho escribir, no solo porque trate de uno de los temas que más me apasionan, si no porque con el quiero dar mi mas sincera opinión de lo que me parece todo este tinglado de Mars One.
La verdad es que me ha quedado un poquito largo, pero no lo he querido acortar ya que he conseguido introducir en el situaciones que simulan el resto de las dudas que esta misión despierta en mí, y espero que tu, lector, sepas reconocerlas aunque no estes de acuerdo conmigo, ¡ya que si empiezo a enumerarlas aquí esto terminará siendo un post eterno!
¡Que lo disfrutéis!




El último Embajador de Marte.

¿Quién no ha soñado alguna vez con visitar otros planetas? ¿Con ver paisajes que ningún humano ha visto antes? ¿Dejar tu huella como “yo fui el primero” en una superficie que la conservaría durante décadas? Es más, ¿quién no ha soñado alguna vez con vivir el resto de tu vida en otro planeta? Bueno… Sé que esta última pregunta es más especial.

Sé que para muchas personas, por muy irremediablemente atraídas que se sientan por las misiones espaciales y el estudio de los confines del universo, la posibilidad de hacer un viaje de estas características, pero sin opción de volver, pasa de ser una aventura emocionante al peor de los castigos. Pero para mí no… Nunca fue así.

Desde que en 2010 pude conocer las intenciones de la empresa Mars One, la cual preparaba un titánico proyecto con intención comenzar a colonizar Marte a partir del 2023, supe que era para mí.El objetivo del proyecto era llevar los que se convertirían en los primeros colonos humanos en Marte, y para ellos, necesitaban candidatos dispuestos a dar el paso de dejar definitivamente la Tierra para irse a vivir allí.

Ese mismo día presenté mi solicitud, junto a más de 200.000 candidatos más de todo el globo en menos de dos meses. Mi familia nunca estuvo del todo de acuerdo con mi decisión, mi hermana me decía que aquello parecía una broma, una argucia para recaudar dinero a costa de jugar con las ilusiones de los demás, mi madre directamente rompió a llorar, histérica… Durante semanas no dejó de recordarme lo joven que era, ya que con veinticinco años aún tenía toda la vida por delante y que podría estudiar la carrera que yo quisiera gracias a mis altas calificaciones. Pero esas reprimendas le duraron poco, después de todo, una madre mira por la felicidad de sus hijos, aunque muchas veces esta pase por encima de la suya.

Con mis amigos la cosa fue diferente, también sintieron nostalgia y pena de alguna manera, pero después de todo, ser amigo o tan solo conocer a una de las primeras personas que pise Marte es algo que a uno lo compensa.

Durante las primeras fases de selección me fue bastante bien, la organización buscaba gente entusiasta, curiosa, con valor y fiera actitud de “quiero y puedo hacerlo”. En definitiva, yo.

Al principio no tenía muchas esperanzas en ser uno de los elegidos, por lo que también estaba considerando la propuesta de la universidad de Granada para meterme de lleno en la carrera de periodismo, pero cuando empecé a ver que iba superando las fases, los estudios pasaron a un segundo plano.

Finalmente llegué a formar parte de los últimos cien candidatos, de los cuales solamente seríamos elegidos veinticuatro para viajar al planeta rojo con título de embajador en Marte y, en fin, empezar una nueva vida allí. Una vez llegados a este punto, los cien tuvimos que viajar a Holanda para comenzar el periodo de duras pruebas físicas y psicológicas para prepararnos para esa gran aventura. Pero aparte de la preparación física y psicológica, también nos inculcaron varios conocimientos sobre física, química, ingeniería y medicina con la intención de que pudiésemos encontrar una solución a cualquier infortunio que nos pudiera ocurrir, ya que una vez abandonáramos la Tierra no habría nadie con nosotros para poder ayudarnos.

Durante este periodo, que duró siete años, pude conocer a mucha gente interesante, casi todos con los mismos intereses y gustos que yo. El conocer a tantas personas provenientes de culturas tan diferentes a la tuya y aprender de ellos, de su forma de ver la vida, de su forma de pensar, de su forma de actuar… Realmente, es algo que enriquece el alma. También aproveché todo el tiempo posible con mis amigos y mi familia, que en varias ocasiones se desplazaron a Holanda para pasar unos días conmigo. Sinceramete creo que la acumulación de tantos conciertos de rock me haría odiar esa música, pero no fué así, para mí nunca era suficiente, y nunca más lo sería.

Podría contaros muchísimas cosas que viví durante aquel periodo, pero no lo haré, pues tan es mi indignación ante todo lo que ignoraba me esperaba en mi destino.

Seis años más tarde ya me encontraba a solo seis meses de montarme en una nave que me separaría de mi familia para no volverla a ver jamás. Durante la semana siguiente yo, y los que serían mis tres compañeros de viaje, nos vimos sometidos a varias intervenciones quirurgícas con la intención de mejorar el rendimiento de nuestro organismo terrestre, con intenciones de proteger nuestros órganos más vulnerables de ciertas amenazas como eran la radiación interplanetaria o la falta de gravedad durante el viaje, entre otras. En total, me fue extirpado el apéndice, ya que una apendicitis en un lugar inóspito puede tener consecuencias fatales, los pulmones, los riñones y el corazón, los cuales fueron sustituídos por otros artificales. Los dientes también nos fueron extraídos, ya que, debido a la falta de gravedad, (1/3 de la de la Tierra, para que me entiendan), estas pueden sufrir una inflamación y causar problemas dentales grabes. A la vista estaba que Mars One se encargó de antemano de erradicar todos los problemas de salud que pudiera causarnos el largo y único viaje de ida, de duración superior a seis meses.

Nunca nada en mí vida fue tan difícil y tan doloroso como separarme de mis padres, de mi hermana, y de nuestro perrito Onzo. Cuando subimos a la nave, ninguno de los cuatro supimos que decir, creo que aquel fue el momento en el que descubrí el verdadero sentido de frases como: “A veces sobran las palabras”.

Entre mis compañeros se encontraban Marc, un ingeniero irlandés que entonces contaba ya con sesenta y un años, Kira, una chica japonesa de treinta y dos años, y Dawn, británica y astrofísica de profesión de cuarenta y cinco años.

Durante el viaje, la parte más dura del proceso según Mars One, estuvimos hibernando más de cuatro meses, algo que fue seriamente recomendado por la NASA al ver que el proyecto seguía adelante, y que gracias a Dios, se había conseguido dominar totalmente esa práctica para la fecha del primer viaje.

No íbamos especialmente deprisa con el objetivo de no malgastar más combustible de lo necesario. Tal y como nos habían dicho, la nave en la que viajamos, no mucho más grande que un autobús, estaba propulsada por motores iónicos que expulsaban argón por su parte posterior, consiguiendo así una velocidad de crucero perfecta.  Después del periodo de hibernación nuestro objetivo era recuperar esa masa muscular perdida durante la postración, por suerte, tres de nosotros no tuvimos ningún problema para ello pero, lamentablemente, no pudimos decir lo mismo de Marc… Su estómago, intestinos y páncreas se habían visto altamente alterados por la radiación durante el tiempo de hibernación, lo que le produjo unos dolores insoportables debido a la recolocación de dichos órganos. Los alimentos que consumía eran devueltos con la misma facilidad, y su masa muscular se iba atrofiando a un ritmo realmente alto.

Llegamos a la órbita de Marte cientonoventa y cuatro días después de partir, Kira estaba especialmente tocada por el tema de haber permanecido tanto tiempo en un espacio tan reducido, por mucho que nos hubieran preparado, su mente aún no estaba preparada para embarcarse en la empresa en la que lo había hecho, pero aún así, me sentí bien al ver que la fuerza mental de mis compañeros eran tan grande como la mía, creo que eso es lo más importante para esa misión. Después de todo, íbamos a permanecer solos durante más de dos años, hasta que vinieran los siguientes cuatro colonizadores.

Yo fuí el primero en bajar de la nave. La sensación que tuve nada tras abrirse las compuertas fue muy distinta a la que yo tenía en mente, no recibí ninguna ráfaga de aire en la cara, a mi nariz no llegó el olor de aquel nuevo mundo, ya automáticamente, el que sería mi hogar para el resto de mi vida, aquel en el que engendraría hijos que el día de mañana soñarían con viajar a la Tierra, no… No sentí nada de eso, solo posé mi pié derecho en la arena escarlata, y miré hacia atrás, observando a la Tierra desde el otro lado, como una pequeña píldora azul y verde, mi antiguo hogar… Entonces sonreí, realmente no me daba ninguna pena no volver nunca más, había hecho historia, iba a ayudar a la humanidad a crecer, todo el mundo me recordaría como el primer humano que piso Marte y, ¿por qué no? El primer hombre que sería padre en Marte.

Uno a uno fuimos bajando de la nave y nos pusimos manos a la obra, Marc permanecería en la nave durante unas horas más, al menos hasta que tuviéramos lo principal preparado.

Antes de nuestra llegada, catorce misiones no tripuladas habían depositado todo lo necesario en la superficie, colocando y construyendo sobre base lo que serían los cimientos del primer asentamiento humano. También, un rover enviado en 2018 había estado estudiando gran parte de la superficie del planeta buscando la ubicación ideal para la nueva colonia, rodeada de montañas rojizas y suelos áridos, supuestamente los mismos que nos protegerían en mayor medida de las tormentas de arena de más de 250 km/h. Pero como la gran mayoría de las cosas que Mars One no había podido prever hasta que no llegáramos físicamente allí, aquel fue uno de los primeros problemas a los que nos tuvimos que enfrentar, ya que las fuertes corrientes de aire se colaban con una facilidad pasmosa entre las montañas, llegando al valle que ocuparíamos nosotros.

Pero aquello solo fue el principio, pues nada más ponernos manos a la obra nos dimos cuenta de que, la mayoría de las instalaciones que durante tanto tiempo y tantas veces habíamos construido bajo simulaciones estaban compuestas por unas piezas tan pequeñas que, una vez comprobado el viento y la previsión de las tormentas reales que solían azotar aquella zona de Marte, temimos realmente por su seguridad, ya que eran fáciles de estropear en aquellas condiciones y enviarnos repuestos nuevos cada cierto tiempo era prohibitivamente caro. Segundo fallo…

Lo primero que terminamos y acomodamos fue la que sería la Hab de Marc, con la intención de que descansara y se recuperara lo antes posible, así como la primera antena de telecomunicaciones que nos mantendría en contacto con la Tierra, aunque fuera con un retraso de veintisiete minutos. Lo siguiente en levantarse fueron las otras tres Hab, aunque menos equipadas que las de Marc, de momento, y lo que compondrían los invernaderos que nos abastecerían con la primera cosecha marciana. Fresas, patatas, coles y tomates fueron de los primeros en ser plantados, y curiosamente, ya empezaron a asomar a las dos semanas.

Varios médicos se pusieron en contacto con nosotros nada más recibir la noticia del estado de salud de nuestro compañero, realmente, y para nuestra desgracia, no nos dieron muchas esperanzas, ya que, si algunos de sus órganos se habían visto afectados por la falta de gravedad, poco a poco irían a peor. Lo único que pudieron hacer fue darnos unas directrices para hacer que sus últimos días fueran lo más llevaderos posibles.

Esa misma tarde me acerqué a él con lágrimas en los ojos, sintiendo dentro de mí una sensación insoportable, mezcla de impotencia y rabia. Pero para mi sorpresa, fue el propio Marc el que me animó con sus palabras cuando le hable:

—No sabes cuánto lo siento, compañero… Tu sueño se ha ido al traste justo antes de comenzar.

Pero él, en vez de lamentarse, me dijo con una gran sonrisa desdentada:

—No… Voy a seguir haciendo historia. Imagina la tumba del primer ser humano que murió en otro planeta…

Ante aquello, no pude decir nada más. Realmente era un hombre de un optimismo admirable, pero aquello no pudo evitar que empezara a sentirme con un auténtico náufrago en una isla desierta, cuya una misión es sobrevivir hasta que puedan acudir en su rescate.

Una vez lista la Hab de Marc, Kira, Dawn y yo empezamos a equipar otra, con intención de compartirla mientras se iban levantando y perfeccionando las demás, algo que nos llevaría semanas. 



También nos corría especial prisa preparar las dos cabinas de soporte vital con las que contábamos, para tenerlas listas por si en cualquier momento teníamos que utilizarlas. Eso no nos costó mucho, ya que nos estuvieron dando instrucciones constantemente a medida que realizábamos el trabajo.

Los drones y vehículos con los que habían equipado la base eran, sencillamente, espectaculares. Es muy diferente ver algo por la televisión a tenerlo delante de ti, sobre todo si se trata de un vehículo tan aparentemente futurista y resistente. Su estructura era casi tres veces la de un 4x4 normal, y eso, simado al aspecto sofisticado de su carrocería y el considerable tamaño de sus seis ruedas, hacía que pareciera capaz de atravesar cualquier tipo de terreno que nos encontrásemos. Creedme que, manejar ese vehículo sobre la superficie de Marte, sintiendo mi cuerpo rebotar con cada bache, con cada roca que caía bajo sus ruedas, fue la experiencia más espectacular que he podido tener en la vida. Si algo eché de menos en aquellos momentos, fue el roce del aire en la cara, el olor de los árboles, el sonido del agua y de los pájaros a mi alrededor…

En un principio, todo parecía perfecto. Decidimos por unanimidad disfrutar aquellas primeras semanas de aquel “paraíso” que nos rodeaba, entonces no nos terminábamos de creer que estuviéramos allí… Realmente habíamos hecho historia, y nuestros nombres aparecerían en los libros de historia de las próximas generaciones, y ¿Por qué no? De resto de la humanidad. Entre los cuatro manteníamos conversaciones durante aquellas frías noches, abrigados por el sofisticado sistema de calefacción a base de placas solares, hablábamos de nuestras familias, de nuestros amores, de nuestros amigos, de nuestras vidas anteriores… Supe que Dawn tenía un hijo de catorce años en la Tierra, algo que me sorprendió sobremanera, ¿cómo era posible que una madre de familia decidiera abandonar a la misma por un proyecto como aquel? No era ni es mi intención juzgarla, simplemente no es algo que hubiera hecho yo.

Pero los días pasaban y con ellos iban reluciendo cada vez más los verdaderos caracteres de cada uno. Me di cuenta de cuánto chocábamos entre nosotros, aguantar el enorme ego de Dawn se convirtió en una de las tareas más complicadas para mí, y no hubieron pasado ni diez días cuando ya se pasaba por mi cabeza la deprimente seguridad de compartir con ella el resto de mi vida…

Kira era diferente, era la que de nosotros más tiempo estaba pasando al cuidado de Marc, conviviendo prácticamente con él durante todo el día. Entre Dawn y yo conseguimos convencerla de que al menos durmiera en nuestra Hab, con el objetivo de que nuestro compañero descansara mejor, dejándole su espacio. Pero, el primer día que Marc durmió solo en su fue el que desató otro de los problemas… Su generador de oxígeno empezó a funcionar a un ritmo superior al normal, haciendo que el habitáculo de no más de cincuenta metros cuadrados se llenara de grandes cantidades de oxígeno, para que me entendáis, a media noche llegó a contener un 85%, la atmósfera terrestre contiene un 21%. A través de una EVA (actividad extravehicular) todas las Habs y los trajes de la tripulación estaban conectados, haciendo posible que supiéramos en todo momento el estado en el que se encontraban los demás, pero justo en el momento en el que aquello ocurrió estábamos durmiendo, no siendo plenamente conscientes de la desgracia hasta ya pasadas varias horas.

Al día siguiente, la tumba del primer ser humano fallecido en Marte fue la portada de todos los periódicos del planeta Tierra.

Tras tener controlados todos los generadores de oxígenos, así como los de agua, con suficiente capacidad como para abastecernos durante tres años, y tras calcular el racionamiento de víveres para cada semana, nos pusimos manos a la obras con las misiones de la Nasa, quizá en un intento de distraer nuestras por la pérdida de nuestro compañero.

Una de ellas era buscar restos de vida en el planeta rojo, algo que, durante esos primeros días, no pudimos apreciar. El terreno era especialmente árido, no se apreciaba en el nada que no fuera tierra roja. Las grandes montañas que nos rodeaban eran hermosas, especialmente altas y parecidas tan tremendamente a las del desierto de Utah que, en más de una ocasión se me hubiera olvidado el lugar en el que me encontraba si no hubiera sido por la incómoda escafandra que ya me acompañaría de por vida.

Unos robots nos ayudarían a excavar en los lugares en los que sospecháramos que corría agua subterránea, los casquetes de hielo de la cima de algunas montañas eran apreciables a simple vista, era realmente hermoso… Todavía no sabría que palabras utilizar para describir el paisaje que nos rodeaba, ni creo que las pudiera tener nunca. Pero, al igual que me parecía hermoso cada día que pasaba se me iba asemejando más a una cárcel que a un sueño hecho realidad. Por falta de piezas de repuesto solo pudimos mantener activa la Hab que compartía con mis compañeras, en un principio no me pareció un inconveniente poco gestionable, pero con el paso del tiempo me empecé a dar cuenta que los conflictos que empezaban a surgir entre nosotros tres eran realmente complicados, lo que me llevó a pensar que, gestionar los egos, lo intereses y los conflictos que surgieran entre nosotros sería el mayor de los retos de permanecer allí.

Escucha AC/DC mientras manejaba el rover era lo que más me gustaba, y más de una vez me imaginé acompañado de Onzo corriendo por aquellos desiertos, como disfrutaría, como lo echaba de menos… Pero llegó un momento en el que a Dawn se le hizo insoportable aquella música, y me obligó a no volver a ponerla más por su salud mental, aunque realmente era la más fuerte de los tres. A pesar de su edad, contaba con un físico espectacular, siendo capaz de hacer cosas que a Kira y a mí nos daban verdadero pavor… A Kira, por el contrario, la veía más apagada, esas comunicaciones que manteníamos a diario con la Tierra se le hacían muy dolorosas, sobre todo por ese retardo que había entre ellas. Más de un día se había visto incapaz de salir de la Hab, encerrándose en ella misma, medicándose contra la depresión…

“Es normal, el ser humano no está preparado para esto”, pensaba apesadumbrado, y cada vez más convencido de que Mars One se había precipitado en aquella misión que cada ve veía más suicida.

Al observar la situación, no pude más que sentir un ahogo interno e insoportable, como si mis pulmones artificiales fueran capaces de encogerse hasta un punto de hacerme sentir la peor de las angustias. Me ahogaba… Y en menos de dos días, aquella situación se me tornó casi insoportable… Fijaos hasta qué punto pude sentirme desesperado que incluso comencé a rezar, yo, agnóstico casi de nacimiento, o quizá fuera el recuerdo permanente de mi madre la que me hacía recitar aquellos “Padre nuestro”. Si ella me hubiera escuchado…

Las discusiones no cesaban, las imposiciones de Dawn tampoco… Kira lloraba, dejando de hablar de un día para otro, el brillo había desaparecido de sus ojos rasgados, y la inseguridad que la había abrazado tan fuertemente que empezaba a arrebatárnosla. Un día incluso llegó a intentar agredirnos cuando quisimos animarla a salir de la base.

“La hemos perdido”, pensé asustado. “Tenemos que detener esta situación”. No podíamos permanecer así el resto de la vida, era insostenible… Teníamos que volver…

Desesperado, pensé en la posibilidad de proponer volver a la tierra tras la llegada de Ares 1, la cual estaba prevista para 2030. Era imposible… seis años así no se podían vivir.

La chica se negó a hablar con un psicólogo, no quería hacer nada, ni siquiera comer… Una mañana la descubrimos arrancando jirones de piel de su antebrazo con ayuda de un tenedor, el gesto de su rostro estaba congelado, como si no sintiera dolor, como si aquello la aliviara. Aquello era un infierno…

Tampoco tardé en sufrir los mismos síntomas que Marc, por lo que, con la intención de solucionarlo a tiempo me puse en contacto con Mars One, desde donde me comunicaron que aquellos síntomas eran irreversibles, y que solo había una posibilidad de mitigarlos en parte, haciendo ejercicio…

“¡Malditos cabrones! ¡Eso no nos lo habían dicho!”

A duras penas intenté improvisar una especia de cinta para correr, pero fue prácticamente inútil, ya que con cada paso que daba rebotaba en ella casi como si fuera una cama elástica de niño pequeño.

Una noche, mientras en encontraba sumergido en mi rutina diaria de ejercicios inútiles, ví como Kira se dirigía a una de las esclusas de la Hab. Pude ver con facilidad la venda de su brazo, nada la cubría, no llevaba su traje.

—¡Kira! —La llamé siguiéndola a trompicones.

Pero la chica no respondió, sino que cerró la puerta que separaba la primera cámara de despresurización, pulsando el botón para cargar la siguiente cámara que la llevaría directamente al exterior.

Desesperado, llamé a Dawn y entre los dos intentamos convencer a Kira de que volviera al interior, pero ella siguió sin contestar, permaneciendo de espaldas a nosotros con actitud decidida. Cuando la cámara se cargó, salió con decisión, precipitándose al exterior al tiempo que lanzaba un grito deformado de manera espeluznante que no duró más de cinco segundos.

Dawn golpeó la puerta de forma frustrada, dejándose caer en el sueño poseída por un llanto impotente. Yo me acerqué a ella y la abracé, ahora solo estábamos nosotros…

No tardó ni diez minutos en calmarse, tal era su estado de rectitud, y empezó a preparar un comunicado a la Tierra, informando de la muerte de Kira. Ninguno de los dos nos atrevimos a salir fuera para fotografiar el cadáver o devolverlo al interior, ya que en pocos segundos un cuerpo humano sin protección se impregnaría de la nueva atmósfera, así como de todos sus componentes venenosos para un cuerpo humano.

Entonces, solo entonces, una idea fugaz atravesó mi mente, haciendo que mi corazón saltara de emoción por primera vez en tantos días… Había tenido una idea, tenía que llevarla a cabo antes de que Dawn me detuviera…

Me ofrecí a prepararle una infusión a mi compañera, a ella le gustaban, y un poco de tila no le iría nada mal. Pero antes de dirigirme a la cocina me pasé por la enfermería, allí había cientos de calmantes que podrían hacerla dormir durante horas, a ella y a mí, en aquel momento era lo que más necesitábamos. También había una cantidad casi industrial de multivitaminas, esas tampoco estaban nada de mal, pero mi atención se posó sobre otra cosa…






El cadáver de Kira estaba prácticamente irreconocible. Los pocos minutos que había permanecido a la intemperie habían sido suficientes como para que todo su pelo y su rostro se hubieran cubierto de escarcha, la luz de mi linterna se reflejaba de tal manera sobre la película de hielo que parecía ser una máscara sobre el rostro de mi joven compañera.









Con pasos lentos, y casi arrastrando los pies por la tierra, me dirigí a los invernaderos, quería verlos por última vez… Estos estaban situados tras lo que serían varias “casas individuales”, de no más de cincuenta metros cuadrados cada una entre la cocina, la sala de estar y el baño. Qué tontería y que falta de previsión… Ni aunque todas esas pantas dieran lo máximo de sí hubiéramos tenido suficiente como para almacenarlo y alimentar a cuatro personas hasta que volvieran a crecer… 



La noche en el planeta rojo era especialmente oscura, teniendo en cuenta que estaba más alejado del sol que la Tierra, y tan fría que, de haberse conocido antes, hubieran compuesto es escenario perfecto para las historias de terror más oscuras y aterradoras. Los arcos de piedra que coronaban algunas de las montañas me miraban como ojos vacíos y llenos de oscuridad, solo así me había imaginado la mirada de la muerte…

Cansado, me detuve sobre aquella fría tierra, y miré por última vez, y no sin curiosidad, aquella píldora que tenía entre los dedos. No era mucho más grande que esas que uno se toma cuando está con la gripe, su recubrimiento era transparente y dentro de ella se podían apreciar con bastante claridad las pequeñas partículas que componían el veneno letal. Me había resultado relativamente fácil introducirlas en la infusión de Dawn, agradeciendo que el que diseñara dichas capsulas hubiera también considerado su sabor insípido, ahorrándole así al astronauta cualquier tipo de incomodidad durante su suicidio asistido.

Después, me dirigí a uno de los ordenadores, situado en una de las cabinas de soporte vital activas, entonces quedaban exactamente cuatro minutos para que la tierra supiera del suicidio de Kira. Coloqué cuidadosamente la píldora entre mis dientes, y empecé a escribir:





Diario del Embajador Daniel Martínez Lázaro. Sol 37:


“Nos habéis enviado a la muerte. Muchas de las cosas que nos dijisteis son inviables en estas condiciones, todavía no contamos con la tecnología suficiente como para sobrevivir aquí toda una vida, y mucho menos estamos preparados psicológicamente.

Estamos a años luz de dominar una mentalidad tan fuerte que sea capaz de afrontar lo que hemos vivido aquí desde que llegamos, nos creemos dioses y ni mucho menos lo somos, el hombre es el peor enemigo del hombre. Mars One ha cometido una de las mayores locuras de la humanidad, prometiendo lo que no podía cumplir, enviando a la muerte a cuatro personas que soñaban con hacer algo por su especie, ser los pioneros en una misión que sería recordada para el resto de la eternidad. Ahora veo que lo único que queríais era reconocimiento mediático.

Desde aquí mando mis más sinceras disculpas a la NASA, a la ESA y a la Agencia Espacial Japonesa por dudar de todos aquellos que nos comentaron sobre esta misión inviable, realmente nos lavaron el cerebro. De todas maneras, y para ser sincero, siempre me extraño que ninguna de ellas participara o cooperara de alguna manera con esta organización.

Desde aquí también quiero darle un último adiós a mi familia y amigos, siempre os tuve en el corazón, y siempre os tendré. A ti mamá, decirte que no dejes de rezar, ya que incluso yo mismo he llegado a hacerlo al ver que no me quedaba otra salida… Sigue imaginándote ese cielo en el que tú siempre has creído, porque yo te estaré esperando allí, nos volveremos a ver y seremos felices. Nadie más nos separará jamás.

Y a vosotros, a todos y a cada uno de los que formáis esta maldita Mars One, deciros que esto que habéis hecho os pasara factura, una tan grande que ni siquiera podréis imaginar. Detrás de mí vendrán muchos que querrán una respuesta, una compensación por todo esto que les habéis hecho. Habéis jugado con los sentimientos y con la mente de la gente como si fuerais dioses, y lo único que sois es egoístas… Lo que ahora se os viene encima va a ser largo, duro y doloroso… Elegiría una y otra vez esta situación que estoy viviendo ahora, a estar en vuestro pellejo una vez sea leído este mensaje.”



Daniel, el último Embajador en Marte.



Suspiré, pulsé intro, y mordí.








9 comentarios:

  1. Me he leído el relato enterito, y de un tirón.
    Otra cosa que compartimos porque, sabes, a mí me apasiona la ciencia y, en concreto la astronomía, desde que era un mico...Tenemos muchas cosas en común. Cuando era pequeño siempre me pedía un telescopio a los Reyes... Nunca me lo trajeron (entonces mis padres veían ese armatoste como algo muy caro y poco útil en medio de un barrio madrileño, con ese cielo tan "estrellado" que tenemos... En fin. Cuando terminé el bachillerato, comencé mi periplo universitario matriculándome en Ciencias Físicas. Suerte que tuvo la física que al segundo año lo dejé, pues mi alma aventurera me propuso nuevos retos (o mejor, que era un bala perdida, je, je)
    Bueno, no he venido aquí a contar mi vida, así que, a lo que vamos:
    Hace un tiempo, escuche algo en la tele sobre ese proyecto (en el telediario????) y me parecí tamaña chorrada, que curioseé por internet. En fin, que te voy a decir que tú no sepas, ja, ja. Yo, personalmente, pienso como tú, que se trata de pura campaña de marketing de la que seguro algunos se están beneficiando a manos llenas. Llegado el 2023, dirán que, ahhh... no ha sido posible por falta de nosecuantito (nunca culpa nuestra, por supuesto) y sanseacabó. Pero mientras, nos hemos quedado con millones de personas y con algo más...
    Tu relato, magnífico. Detallado y documentado como se merece toda esta parafernalia y genialmente insertado todo en una narración ficticia que hace las delicias de todos los que somos amantes de la CiFi. Me han encantado detalles sobre los combustibles, los problemas de adaptación, hasta las especulaciones sobre el tema de creación de órganos artificiales y su trasplante.
    Pero sabes lo mejor, o lo peor de todo... Que hay grandes mentes que... apuestan por este proyecto (como tú muy bien has reflejado)
    ¿Estamos locos, o qué?
    En fin, que te has dado un curro de la leche. Un gran trabajo, apasionante (se nota que has disfrutado escribiendo), bien narrado y con un final coherente. Me recuerda a la peli The Martian, de la que posiblemente has sacado ideas para tu denso relato. Muy buen trabajo, Ana. Te felicito
    Un beso enorme

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  2. Ah, y me ha gustado mucho como has reflejado el aspecto psicológico de todo esto, en la captación, el entrenamiento y la "supuesta" vida en Marte... Genial.
    Otro beso

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    1. ¡Hola, amigo!

      También me apasiona la astronomía desde pequeñita, de pequeña quería ser astrónoma, jajajaja, aunque tambien veterinaria, doctora... Pero realmente nunca me ví capaz de sacarme una carrera así, acabe en empresariales... Pero bueno, el mundo es de los valientes ¡y eso se me queda como algo aprendido! Interesante lo de tus primeros años de universidad, la física también es una materia interesantísima.
      También como a tí, los reyes nunca me trajeron un telescopio, pero estas últimas navidades mi novio me regalo uno, ¡ya es mío! ¡Todo míooooo! Jajajaja. Lo primero que enfoque fué Saturno, me costó, pero mereció la pena. Sé que es muy típico, pero me sentí pequeña, insignificante, ¡parecía un juguete que estaba puesto encima de la lente! Lo siguiente es Marte, jajajaja, ¡cómo no!
      Yo me enteré de ese proyecto porque una amiga me pasó en unlace por facebook, me decía, "mira esta gente, está loca, se quiere ir a Marte", pero a mí me llamó mogollón la atención. También salió la noticia en el telediario, y en "Cuarto Milenio", increíble... Que se le dé coba a eso... Y lo mejor es lo que tu dices, que hay grandes mentes en el proyecto, como la primera mujer que fué al espacio, incluso se presentó como candidata para el viaje. Flipar es poco.
      Yo no digo que la tecnología para ir a Marte no la tengamos, lo lógico sería que sí, de echo, y como tu ya seguramente sabrás, la NASA ya cuenta con la nave espacial Orion, que es la mejor candidata para los viajes de grandes distancias. Pero antes de mandar la primera la primera tripuliación a Marte harán pruebas para ver si su tecnología soporta tanta cantidad de tiempo soportando las condiciones del espacio profundo, no como esta gente que parece que quiere mandar a gente al tuntún. De verdad...
      ¡Me alegro mucho de qu ete haya gustado el relato! Disfruté como una niña pequeña escribiendolo, jajajaja. Lo escribí en un suponer de que esta locura saliera bien, con sus miles de consecuencias, claro. Sobre todo quería remarcar la parte psicológica de las personas, pienso que, incluso de ser posible, cuatro personas se acabarían matando unas a otras si tuvieran que convivir durante años en un entorno así, no estamos psicológicamente preparados para eso, ni mucho menos.
      Me basé en muchas cosas, en todo lo que se ha dicho ya sobre las conciciones de ese planeta, la tecnología que aún no está pero que seguramente forma parte de ese monento, así como de sus combustibles, los motores iónicos serían lo más propio (otra cosa es que funcione o no a la hora de la verdad), y en la peli "The martian", jajajaja, en la parte del vehículo rover. Me hubiera gustado meter muchas cosas más, pero creo que ya hubiera sido saturar demasiado un texto que ya de por sí me ha quedado un poco largo. Lo que no descarto es pulirlo un poco más.
      En fín, muchísimas gracias por tus palabras, opiniones así me animan mucho a seguir escribiendo.
      ¡Un abrazo!

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  3. ¡Hola, Ana! Como Isidoro, yo también me he leído el relato del tirón. Al final, entre David, Isidoro me convertiréis en lectora de ciencia ficción, ¿eh? Ja, ja, ja.
    No sé qué decirte que Isidoro no te haya comentado ya, así que me fijaré más en el aspecto litrario.
    Para empezar, se nota que está muy bien documentado (por el tipo de nave que describes, el combustible, las condiciones de Marte, etc) y la voz narrativa está muy bien llevada.
    También has aportado teorías verosímiles sobre la preparación física con las operaciones y demás.
    El final me ha parecido del todo lógico, así como la personalidad del protagonista que va pasando progresivamente del entusiasmo a la depresión. Y la guinda del pastel es, como no podría ser de esa manera, el asesinato-suicido junto con la carta final.
    En definitiva, un relato bien logrado.
    ¡Un abrazote!

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    1. ¡Hola, Noe!
      La verdad es que mi intención fué precisamente crear un relato realista, a pesar de todas las ideas futurístas y científicas que nombro en él. Una de las cosas que más me gusta hacer es documentarme cuando voy a escribir sobre algún tema en especial, ya sea histórico, científico, o simplemente para describir mejor el lugar en el que se desarrollan los acontecimientos si yo no lo he visitado antes.
      Con este relato, sobre todo, intento dar mi opinión sobre la debilidad más grande que tenemos, nuestra cabecita, capaz de lo mejor y de lo peor según la situación en la que nos encontremos. Creo que hasta que verdaderamente no conozcamos o controlemos el potencial de nuestro cerebro o de abrir nuestra mente, cosas como la idea de "Mars One" serán imposibles.
      ¡Un abrazo, amiga! Si al final terminarás escribiendo tu también algo de ciencia ficción y todo, jajajaja. No estaría nda de mal ehhh.

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  4. Impresionante relato, Ana. Como a Isidoro y a Noemí, lo he leído de corrido. Y eso denota no solo tu capacidad para narrar una historia, sino el conocimiento de la materia. Das un montón de datos, lo de la sustitución de órganos lo desconocía, pero como lo tienes tan asimilado lo sabes introducir con naturalidad en el relato. Como Sagan cuando explicaba física en Cosmos.
    De este proyecto la última que escuché algo fue en el programa de radio La Rosa de los Vientos, y parece que lo daban por finiquitado, como no podía ser de otra manera. Estamos muy lejos todavía de poder amartizar. Creo que es más factible y cercano establecer una base en la Luna y ver qué pasa.
    Coincido en que siendo muy complicados los problemas tecnológicos, es el factor psicológico lo que más pesa. ¿Cuántos astronautas han sentido un llamado místico con solo contemplar la Tierra desde Estación Espacial Internacional? Incluso alguno como Aldrin perdió la cabeza.
    Pero a pesar de todo eso, pienso sinceramente que el futuro de la humanidad estará en otros mundos.
    Lo dicho, maravilloso relato para un apasionado de la ciencia como yo. Hace un tiempo escribí un micro BIENVENIDO A MARTE, la idea era parecida, si bien me centré en un fenómeno curioso como es la lluvia de diamantes que se produce por las noches, no son diamantes, claro, sino el agua que en forma de niebla asciende del suelo y cristaliza en la atmósfera pero me pareció algo muy poético.
    ¡Enhorabuena!

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    1. ¡Hola, David!
      ¡Qué bueno que te haya gustado! Prácticamente lo escribí de un tirón, la verdad es que siempre me interesó el tema de la astronomía y la idea de que pudiera haber vida en otros planetas, incluso que hubiera planetas que nosotros mismos fueramos capaces de colonizar, como esos 7 pequeñitos que ha encontrado la NASA hace poquito.
      ´Por supuesto, ´pienso igual que tú, que el futuro de la humanidad está en otros mundos, ¡pero no tan de golpe! Efectivamente, colonizar la Luna sería el primer paso más lógico, ya que, en el peor de lo casos, como tener que llevar a cabo una evacuación inmediata, está solo a 6 días de camino, a a 7 meses... Una vez dominado nuestro satélite podríamos dar el salto a nuestro vecino, pues ya habríamos solucionado y perfeccionado todos esos problemas que sus condiciones suponen para un organismo diseñado a la perfección, y hasta el último milímetro, para vivir en la Tierra. Pero para todo eso, y como ya le comenté antes a Noe, el aspecto psicológico es primordial en ese tema, ya que no estamos ni de lejos preparados para soportar algo así. De hecho, también pienso que, en el suponer de que grandes potencias supieran ya con absoluta certeza que existe la vida extraterrestre, tampoco estaríamos preparados para saberlo.
      ¡No me extraña que esa misión fracasara! Pero claro, todo ese dinero que ya llevaban recaudado para ellos se queda, anda que... Si desarrolláramos otras capacidades igual que la picardía...
      ¡Que interesante me parece lo que cuentas de tu relato! Lo he estado buscando por tu blog pero no doy con él, la verdad es que me encantaría leerlo, la idea de la lluvia de diamantes me ha encantado, ¡y seguro que con tu estilo ese fenómeno te quedaría espectacular!
      Hace ya varios años que leí la noticia de que, casi con una seguridad de un 90%, las condiciones de otros planetas de sistema solar como Neptuno, Júpiter o Saturno, hacen bastante posible que en dichos planetas lluevan diamantes en estado líquido. Ni siquiera llego a imaginarme mínimamente como debe de ser ese espectáculo, pero lo que si me imagino con más facilidad es a los seres humanos expoliando esos planetas antes de colonizarlos, jajajaja.
      ¡Un besazo, David! ¡No seguimos leyendo!

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  5. Hola Ana!, es difícil añadir algo más a los comentarios que has ido recibiendo. Estupendo relato que yo no calificaría de ciencia ficción a pesar de que lo has bordado dando esas pinceladas técnicas que le dan total credibilidad. Pero a mi lo que más me ha gustado es ese esbozo psicológico del ser humano. Creo que aquí has ido desnudando cada uno de los personajes de un modo impecable a pesar de tratarse de un relato de extensión reducida. Felicidades!

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    1. ¡Hola!
      Muchísimas gracias por tus palabras, a verdad es que, en realidad, es el primer relato de ciencia ficción que escribo. ¡Me alegra que os esté gustando tanto!
      Recalcar el tema psicológico era una de las cosas que perseguía con su escritura. Creo que los humanos sobrevaloramos demasiado cualquier cosa que venga de nosotros en el sentido tecnológio y avanzado, parece que no temenos tiempo para pararnos a pensar en lo negativo, en aquello que, por muchas cosas maravillosas que seamos capaces de hacer siempre habrá algo muy poderoso que nos detenga de alguna manera, nuestra cabecita.
      ¡Muchas gracias por leerme!

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