Etiquetas

martes, 28 de marzo de 2017

Catherina.


¡Hola a todos!
Ya hacía varios días que no pasaba por aquí, ¡pero he vuelto con fuerzas! Y hoy por fin os traído un relato prometido hace tiempo, el que dedico al escritor Edgar Allan Poe, por supuesto, también perteneciente a esa recopilación de relatos dedicados que va creciendo cada vez más.
Conociendo la obra de Poe, estoy segura de que no me habría supuesto un gran trabajo el encontrar la forma de dedicarle unas palabras, hablar sobre su obra, o incluso juguar con la posibilidad de qué habría sido aquello que lo llevó a escribir algunos de sus especiales relatos, pero no... Esta vez también he querido ir un poco más allá y centrarme en esta figura desde los ojos de aquella que lo acompañó durante gran parte de su vida, su joven prima y esposa, Virginia Clemm, la misma mujer que, por lo que hemos podido apreciar de su obra, dejó bastante huella en Poe.
Durante toda mi vida he tenido la oportunidad de conocer a fondo toda la obra de este gran escritor, además de leer varios textos y relatos de otros escritores que él mismo protagoniza, entre ellos, "cuando había claro de luna", escrito en 1940 por Manly Wade Wellman, y que os recomiendo sin duda. Pero ninguno de estos textos, escritos con posterioridad, profundizan en la extraña y curiosa relación que Poe mantenía con su prima Virginia. Mucho ha sido lo que se ha especulado sobre este amor, que si era por interes, que si nunca consumaron el matrimonio, que si él también mantenía una relación con Sarah Royster sin que ella lo supiera... En fín, que por más que se diga o se especule ya no sabremos más de lo que sabemos ahora sobre este matrimonio, pero lo poco que sabemos nos ha dado para hacer muuuuchas conjeturas.
Mi relato parte con un minúsculo recorrido en los inicios de la siempre melancólica carrera de Poe hasta terminar en  lo que debió de ser para el la muerte de Virgina, tan bellamente marcada en su textos. También he querido expresar como mejor he podido como me imagino que fué su matrimonio y por los muchos baches que juntos atravesaron. Tampoco he querido olvidarme de la mascota de Virginia, la gata negra Catherina, la misma que durante unos años después acompañó al escritor en su oscura soledad, antes de desaparecer, un día cualquiera, para siempre.



CATHERINA

Cuando eres joven piensas que nunca envejecerás, que nada a tu alrededor cambiará, y que todo lo que te propongas lo podrás cumplir sin mucho esfuerzo. Realmente, cuando eres joven te ves capaz de todo… Pero no siempre nuestros días nos brindan lo que esperamos, a veces, simplemente toman rumbos tan imprevisibles que ni en nuestros sueños se hubieran asomado. Pero… ¿Quién sabe? Quizá todo tenga un porqué...

viernes, 10 de marzo de 2017

Inteligencia artificial.


¡Hola a todos!

Esta semana pensaba compartir otro de mis relatos dedicados a personajes célebres, más concretamente uno destinado a Edgard Allan Poe, titulado "Catherina", pero ha pasado algo... Me he enterado de un inminente concurso de relatos de ciencia-ficción y, ya que me estoy animando últimamente a ello (estoy escribiendo un libro dedicado completamente a esta temática, "El prisionero de Marte"), me he animado a participar.
La culpa de que haya aplazado la publicación de "Catherina" es de Noemí Hernández, de ella y solo de ella, ya que fué la que me informó de la existencia de ese certamen. Ja, ja, ja, ja, ja, amiga, ¡ya sabes que te culpo con todo el cariño! También espero que dos más de mis lectores asiduos a mi blog, y también amigos (al menos yo los considero así, ja, ja, ja), Isidoro y David, amantes revelados de esta temática, pasen un buen rato entre mis líneas. ¡Desde aquí un gran besote a los tres!
Todavía no sé si será este, una vez completamente pulido y mejorado, el relato elegido para participar, ya que su idea viene a ser demasiado clásica en esta clase de literatura, pero para empezar a pulir este estilo en el que nunca pensé que me fuera a adentrar tanto.
Espero que disfrutéis de mi segundo relato CIFI, "Inteligencia artificial".


lunes, 6 de marzo de 2017

Sobre las pirámides.


Hace ya algún tiempo que vengo escribiendo relatos relacionados con grandes personajes, tales como músicos, grandes filósofos, nobles y escritores que nos dejaron a su paso grandes cosas, sin algunas de las cuales seriamos incapaces de concebir el mundo tal y como lo conocemos hoy. Todas estas personas a las que me refiero, hombres y mujeres, dejaron una huella imborrable en nuestra historia, pero algunas veces se trata de unas huellas tan especiales que, según quién las observe, serán más o menos apreciadas.
El último relato de estas caracteristicas que compartí con vosotros fué "Ranas eléctricas", el cual dediqué a la madre de uno de los monstruos más conocidos y queridos de toda nuestra literatura universal, pero antes de la historia de Mary Shelley hubo algunas más... Tales como "El Maestro", dedicado al gran Aristóteles, o "Y tú, ¿temes a la muerte?" Que trataba sobre una curiosa y especial entrevista de trabajo hecha por el mismísimo Barbanegra. Hoy es el turno de otro escritor, Howard Philip Lovecraft.
La verdad es que para mí hubiera sido mucho más facil recurrir directamente a su hermano del siglo IXX, mi eternamente amado, Edgard Allan Poe (del que, por supuesto, también tengo preparado otro relato, aunque de una forma algo diferente al de Lovecraft), pero... Pensándolo fríamente, este sumo sacerdote, hacedor de nuevas religiones, creador de grandes monstruos, de grandes mundos, de grandes pasiones... También se ha ganado poco a poco un hueco bastante importante en mi corazón, razón por la cual llegué incluso a emocionarme mientras escribía su relato.