¡Hola a todos!
Ya hacía varios días que no pasaba por aquí, ¡pero he vuelto con fuerzas! Y hoy por fin os traído un relato prometido hace tiempo, el que dedico al escritor Edgar Allan Poe, por supuesto, también perteneciente a esa recopilación de relatos dedicados que va creciendo cada vez más.
Conociendo la obra de Poe, estoy segura de que no me habría supuesto un gran trabajo el encontrar la forma de dedicarle unas palabras, hablar sobre su obra, o incluso juguar con la posibilidad de qué habría sido aquello que lo llevó a escribir algunos de sus especiales relatos, pero no... Esta vez también he querido ir un poco más allá y centrarme en esta figura desde los ojos de aquella que lo acompañó durante gran parte de su vida, su joven prima y esposa, Virginia Clemm, la misma mujer que, por lo que hemos podido apreciar de su obra, dejó bastante huella en Poe.
Durante toda mi vida he tenido la oportunidad de conocer a fondo toda la obra de este gran escritor, además de leer varios textos y relatos de otros escritores que él mismo protagoniza, entre ellos, "cuando había claro de luna", escrito en 1940 por Manly Wade Wellman, y que os recomiendo sin duda. Pero ninguno de estos textos, escritos con posterioridad, profundizan en la extraña y curiosa relación que Poe mantenía con su prima Virginia. Mucho ha sido lo que se ha especulado sobre este amor, que si era por interes, que si nunca consumaron el matrimonio, que si él también mantenía una relación con Sarah Royster sin que ella lo supiera... En fín, que por más que se diga o se especule ya no sabremos más de lo que sabemos ahora sobre este matrimonio, pero lo poco que sabemos nos ha dado para hacer muuuuchas conjeturas.
Mi relato parte con un minúsculo recorrido en los inicios de la siempre melancólica carrera de Poe hasta terminar en lo que debió de ser para el la muerte de Virgina, tan bellamente marcada en su textos. También he querido expresar como mejor he podido como me imagino que fué su matrimonio y por los muchos baches que juntos atravesaron. Tampoco he querido olvidarme de la mascota de Virginia, la gata negra Catherina, la misma que durante unos años después acompañó al escritor en su oscura soledad, antes de desaparecer, un día cualquiera, para siempre.
CATHERINA
Cuando eres joven piensas que nunca envejecerás, que nada a
tu alrededor cambiará, y que todo lo que te propongas lo podrás cumplir sin
mucho esfuerzo. Realmente, cuando eres joven te ves capaz de todo… Pero no
siempre nuestros días nos brindan lo que esperamos, a veces, simplemente toman
rumbos tan imprevisibles que ni en nuestros sueños se hubieran asomado. Pero…
¿Quién sabe? Quizá todo tenga un porqué...